Es Rodrigo Paz Pereira de izquierda o de derecha
Rodrigo Paz Pereira: ¿El pragmático inesperado en la política boliviana?
Rodrigo Paz Pereira ha emergido en la escena política nacional como un actor inesperado, pero con un potencial de influencia que pocos anticipaban. Más allá de si logra alcanzar la Presidencia, lo cierto es que se ha consolidado como una pieza clave en la futura gobernabilidad del país.
En la actual coyuntura, Bolivia se encamina a una segunda vuelta donde los nombres más fuertes son Jorge “Tuto” Quiroga y el propio Rodrigo Paz. El dato relevante es que, independientemente del ganador, Paz es quien lograría mayor representación parlamentaria, especialmente en la Cámara de Senadores y de Diputados. Este detalle cambia por completo el escenario político:
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Si gana Tuto Quiroga, necesitará inevitablemente un acuerdo con Paz Pereira para contar con mayoría en el Legislativo.
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Si gana Rodrigo Paz, necesitará negociar con Tuto o incluso con el MAS, para asegurar estabilidad y gobernabilidad.
El equilibrio de poder ya no depende solo de quién se siente en la silla presidencial, sino de la capacidad de tejer alianzas estratégicas en un Congreso fragmentado.
La herencia política: entre la izquierda y el pragmatismo
Para comprender la figura de Rodrigo Paz, es indispensable mirar hacia su herencia política. Su padre, Jaime Paz Zamora, es un referente histórico que marcó la política boliviana de los años noventa. Si bien se forjó en la izquierda, como líder del MIR (Movimiento de la Izquierda Revolucionaria), en su momento no dudó en pactar con sectores de derecha —incluso con Hugo Banzer— para llegar al poder.
El “pacto por la democracia” y las alianzas transversales de su gobierno demostraron un rasgo esencial: el pragmatismo por encima de la ideología rígida. Bajo su gestión, el país vivió un proceso de estabilidad relativa y un modelo económico más cercano a la socialdemocracia moderada que a la izquierda radical.
Hoy, muchos observadores señalan que Rodrigo Paz hereda ese mismo pragmatismo. Aunque algunos videos y discursos intentan ligarlo al MAS, la realidad es que su postura no es la de un “masista encubierto”, sino la de un político dispuesto a negociar con todos los actores en función de la viabilidad de su gobierno.
El fantasma del MAS y la búsqueda de consensos
Uno de los principales temores en ciertos sectores es que Paz Pereira pueda terminar alineándose con el MAS. Para una parte de la población, este escenario despierta desconfianza, especialmente en quienes esperan un cambio radical y una ruptura total con el ciclo político del masismo.
Sin embargo, otra lectura más moderada sostiene que esa apertura al diálogo con el MAS podría ser la clave para pacificar el país. Después de años de polarización, de gobiernos enfrentados con oposiciones irreconciliables, y de una sociedad partida entre “masistas” y “antimasistas”, un líder dispuesto a hablar con ambos bloques podría abrir un nuevo capítulo.
Rodrigo no se presenta como un opositor frontal ni como un aliado incondicional del MAS. Su discurso parece moverse en una zona gris, donde la negociación y la gobernabilidad pesan más que el antagonismo ideológico.
Paz Pereira frente a Tuto Quiroga
El contraste con Tuto Quiroga también es interesante. Mientras Quiroga representa una línea más conservadora, con un discurso de oposición frontal al MAS, Paz aparece como un líder más flexible, menos radical y con una base parlamentaria más robusta.
En un eventual gobierno de Tuto, Rodrigo tendría la llave del Congreso. Y en un gobierno de Rodrigo, Tuto se convertiría en el socio inevitable para mantener estabilidad. El escenario, en cualquier caso, apunta a la necesidad de grandes pactos.
Esto recuerda a otros momentos de la historia boliviana donde, pese a la competencia electoral, los líderes terminaron convergiendo en alianzas por la gobernabilidad.
¿Amenaza o oportunidad para Bolivia?
La figura de Rodrigo Paz genera lecturas opuestas:
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Amenaza para algunos: su pragmatismo es visto como falta de firmeza ideológica, lo que abre la sospecha de que podría ceder ante presiones del MAS.
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Oportunidad para otros: su flexibilidad podría ser lo que el país necesita para salir de la polarización crónica y avanzar hacia un modelo de gobernabilidad más estable.
En este punto, lo esencial es entender que ningún gobierno será viable sin negociación. La Asamblea fragmentada obligará a cualquier presidente a sentarse con sus opositores. En ese terreno, Rodrigo Paz tiene una ventaja: su disposición al diálogo lo convierte en un actor con capacidad de construir consensos.
Reflexión final
No es, necesariamente, el candidato que genera más entusiasmo. Para algunos sectores no es “el santo de su devoción”. Sin embargo, su perfil de pragmático político, heredado de la experiencia de su padre, lo coloca como un posible mediador natural en un momento en que Bolivia necesita acuerdos urgentes.
Si logra capitalizar esa imagen, podría convertirse no solo en un presidente con fuerza parlamentaria, sino también en el líder capaz de abrir un nuevo ciclo político, menos marcado por la confrontación y más enfocado en la gobernabilidad y la pacificación.
Rodrigo Paz Pereira no es una garantía de cambio radical, pero sí puede ser la pieza clave para un futuro más estable, donde el diálogo supere la confrontación.
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